CORRESPONDENCIA
Antonio Palomeque Jiménez
Plaza Ciudad de los Cármenes. Bloque 1. Portal 3. 6ºF. 18003 Granada
apalomeque2002@hotmail.com
Caso clínico
Varón de 69 años, con antecedentes de hipertensión arterial, que acude a Urgencias por dolor abdominal epigástrico y fiebre de 3 días. Presenta tumoración dolorosa y consistencia dura en región epigástrica, con el resto del abdomen anodino. Analíticamente, sólo mostró PCR elevada (15 mg/dL). La ecografía abdominal informa de pseudotumoración en el espesor del omento mayor, en línea media, de 4 cms., extendiéndose hacia el mesocolon transverso, con límites moderadamente definidos, que en el estudio tomográfico presenta densidad similar al tejido blando, con imagen interior sugerente de cuerpo extraño (Figuras 1 y 2). Se interviene quirúrgicamente mediante abordaje laparoscópico, evidenciándose plastrón inflamatorio afectando al colon transverso, adherido a la pared abdominal anterior, que se libera y se observa espina de pescado como causante del cuadro clínico (Figura 3). No se identifica orificio perforativo ni salida de material fecaloideo, por lo que sólo se realiza extracción del cuerpo extraño y colocación de drenaje, con posterior antibioterapia, siendo alta al 5ª día sin complicaciones.
Discusión
La perforación intestinal secundaria a cuerpo extraño es infrecuente, siendo producida, generalmente, por la ingesta involuntaria durante las comidas. Los objetos más frecuentemente ingeridos son el bolo de carne en los países occidentales y la espina de pescado en los países orientales[1]. Las áreas más frecuentes de estas perforaciones son la región ileocecal y el recto-sigma, por el estrechamiento y angulación del tracto digestivo, favoreciéndose por adherencias, procesos diverticulares o anastomosis quirúrgicas. Infrecuente es la afectación del colon transverso[2]. El diagnóstico se basa en la sospecha clínica, la exploración y en la ecografía y tomografía computarizada[3]. El tratamiento es quirúrgico, recomendando mucho autores la realización de una colostomía [1], [4]. En nuestro caso, debido a la no existencia de peritonitis y no encontrarse el orificio de la perforación, se decidió sólo el drenaje de la zona y antibioterapia.