CITA ESTE TRABAJO
Albán Loayza R, Pincay Castro R. Fitobezoar gástrico como simulador de una lesión subepitelial. RAPD Online. 2019;42(5):169-71.
Introducción
Un bezoar es un conglomerado de sustancias no digeribles, atrapado en cualquier parte del tracto gastrointestinal, cuya ubicación más común es el estómago. Entre los cuatro tipos de bezoar existentes, los fitobezoar, constituidos principalmente por fibras vegetales, son los más frecuentes[1]. Las pasas, ciruelas pasas, la piel de la uva, calabazas y los caquis constituyen los principales causantes de fitobezoares. Algunos de estos alimentos contienen altas cantidades de celulosa, lignina, taninos y estos materiales alimentarios no digeribles son los principales componentes[2].
Caso clínico
Paciente femenino de 85 años con antecedente de Enfermedad por reflujo gastroesofágico y diabetes mellitus tipo 2, que acude por consulta externa por presentar cuadro de dolor abdominal epigástrico, náusea y vómito de una semana de evolución que no respondía al antiemético (metoclopramida), acompañado de dolor precordial de moderada intensidad y que dificultaba la alimentación. Al examen físico sin alteraciones evidentes. Recibió valoración cardiológica con la realización de exámenes complementarios que descartaron patología cardíaca, por lo cual se decide la realización de una gastroscopia.
En dicha gastroscopia se evidencia una hernia hiatal y una esofagitis erosiva grado B de Los Ángeles y llama la atención a nivel del fondo gástrico una lesión elevada y redondeada de aspecto subepitelial, cubierta con aparente mucosa gástrica, de aproximadamente 6cm de diámetro, en cuya base presenta una pequeña área más blanquecina (Figura 1).
Ante este hallazgo se procede a introducir una pinza para palpar la consistencia de la lesión, presentándose esta friable al roce con el instrumento y se desgarra fácilmente, evidenciándose restos de fibras y material blanquecino de apariencia vegetal, siendo considerado como un fitobezoar gástrico. Seguidamente como método terapéutico se procede a realizar la fragmentación del mismo con un asa de polipectomía oval, lográndose la extracción del mismo sin complicaciones (Figuras 2 y 3).
Discusión
Los fitobezoares constituyen el tipo más común de bezoar, representan aproximadamente el 40% de todos los bezoares reportados, cuya prevalencia varía entre países y grupos étnicos acorde al tipo de dieta que consumen[3].
El principal factor predisponente para la formación de fitobezoares es la existencia de una motilidad gástrica alterada (gastroparesia), que generalmente suele ser posquirúrgica, aunque también puede darse en pacientes con gastroparesia diabética, secundaria a hipotiroidismo o incluso en pacientes consumidores de fármacos que inhiban la motilidad gastrointestinal, como anticolinérgicos u opiáceos[4]. Entre otros factores que contribuyen se encuentran: consumo excesivo de alimentos ricos en fibra o la inadecuada masticación[5],[6].
Típicamente estos aparecen como masas únicas en el fondo gástrico pudiendo presentar varios colores (beige, bronceado, ocre, amarillo, verde hasta negro) de acuerdo a su composición[7]. En el presente caso, el dato más interesante corresponde al aspecto morfológico del bezoar cuyo color externo era idéntico a la mucosa gástrica, simulando perfectamente una lesión subepitelial, lo cual no había sido descrito en la literatura; y en relación a esto se buscó bibliografía o el reporte de casos similares en las bases de datos existentes sin encontrar alguno similar.
El tratamiento de los fitobezoares depende de su volumen, composición química, localización y patología asociada. La celulasa (una enzima hidrolasa) había sido usada en el tratamiento de los fitobezoares, sin embargo no se encuentra disponible en todos los países y su eficacia ha sido cuestionada por otros estudios[8]. Las opciones de tratamiento disponibles actualmente incluyen la disolución del bezoar con Coca-Cola, pudiéndose utilizar como tratamiento único o conjuntamente con la remoción con dispositivos endoscópicos, con lo cual se logra una tasa de éxito de más del 90%[9],[10]; además se cuenta con la cirugía laparoscópica o la laparotomía para pacientes que presenten cuadros emergentes como íleo, sangrado o en los casos de bezoares refractarios que representan en conjunto menos del 10% de los casos [9],[11].
La fragmentación endoscópica puede ser lograda utilizando pinzas, asas de polipectomía, argón plasma e inclusive cuchillos electroquirúrgicos o dispositivos láser. Los fragmentos pueden ser removidos usando asas o canastilla de Dormia[12].
En nuestro paciente se realizó la técnica de fragmentación del bezoar con pinza de biopsia y asa de polipectomía, debido al tamaño del mismo y por la factibilidad debido a la friabilidad que presentaba, lográndose posteriormente la extracción completa y el cese de la sintomatología inicial.