CITA ESTE TRABAJO
Díaz Alcázar MM, Ruiz Rodríguez AJ, Martín-Lagos Maldonado A. Doble píloro: hallazgo endoscópico inusual en la enfermedad péptica. RAPD Online. 2020;43(1):57-58. DOI: 10.37352/2020431.10
Cuerpo
El doble píloro es un hallazgo endoscópico raro. Se debe a la formación de una fístula entre el estómago y el duodeno[1]-[3].
Hombre de 59 años sin antecedentes de interés que consulta por melenas y vómitos en posos de café, sin otra sintomatología. Estable hemodinámicamente. En tratamiento con heparina a dosis terapéuticas desde una semana antes por trombosis venosa profunda. Se realiza endoscopia digestiva alta objetivando doble píloro (Figura 1) y úlcera Forrest IIa de 2 cm, en cara anterosuperior de bulbo (Figura 2). Se trata con inyección de agente esclerosante y colocación de hemoclips.
Figura 1
Imagen de endoscopia digestiva alta en que se observa antro con mucosa eritematosa y edematosa y doble píloro.
Figura 2
Imagen de endoscopia digestiva alta en que se objetiva la úlcera duodenal desde la fístula gastroduodenal o doble píloro.
El doble píloro o fístula gastroduodenal tiene una incidencia menor del 0,4%[3]. Es dos veces más frecuente en hombres[3]. Habitualmente se forma en el lado de la curvatura menor, como en el caso presentado[1],[3]. La fístula suele formarse con el bulbo, aunque también se ha descrito con la cuarta porción duodenal[2]. El tamaño de la fístula puede variar de milímetros a centímetros, y tiene capa mucosa y muscular[2]. Se debe hacer diagnóstico diferencial con un divertículo gástrico[3].
El doble píloro puede ser congénito o adquirido[1]. El doble píloro congénito es extremadamente raro, y se debe a un error de canalización durante el desarrollo embrionario precoz[2],[3]. Se ha relacionado con la duplicación gástrica o duodenal[1],[3],[4]. Es un hallazgo incidental que no requiere tratamiento[3].
El doble píloro adquirido se relaciona con la enfermedad péptica gástrica, y más raramente con úlceras duodenales o cáncer gástrico[1]-[3]. Según una de las teorías se debe a dos úlceras separadas, una en la curvatura menor del estómago y otra en duodeno, que convergen[2],[4]. Habitualmente aparece en mayores de 50 años con ingesta prolongada de AINES o corticoides, o comorbilidades como diabetes, enfermedad renal crónica o enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cirrosis hepática, fallo cardíaco o lupus, que afectan a la microcirculación y dificultan la cicatrización[1],[3]. Los pacientes suelen tener sintomatología como dolor o sangrado gastrointestinal[2],[3]. Se debe investigar la infección por Helicobacter Pylori, y tratar en caso de positividad[3]. En la mayoría de los casos la fístula no cierra aunque cicatrice la úlcera[1],[3].
En algunos casos puede complicarse con obstrucción gástrica[3]. Se podría tratar endoscópicamente con un esfinterotomo, cortando el puente tisular[3]. La cirugía se reserva para el fallo de tratamiento endoscópico, reflujo biliar o perforación[3].