CITA ESTE TRABAJO
Puya Gamarro M, Agustín Bandera V, Rodríguez Lobalzo SA, Fernández Moreno N. Espiroquetosis intestinal, una causa extraordinariamente rara de diarrea crónica. RAPD Online. 2018;41(5):258-60.
Introducción
La espiroquetosis intestinal (EI) se define como una colonización de la membrana apical de la mucosa colónica y del apéndice por espiroquetas. Es un hallazgo muy poco frecuente en nuestro medio con una prevalencia del 0,7%, pudiendo ser del 11-34% en países menos desarrollados, e incluso superior al 40% en hombres que practican sexo con hombres y pacientes VIH positivos[1].
Caso clínico
Paciente de 43 años en estudio por diarrea crónica, sin productos patológicos, intensificada en las últimas semanas (>10 deposiciones/día), sin pérdida ponderal asociada. Como antecedentes relevantes, destacan, VIH positivo, en tratamiento con abacavir/lamivudina/dolutegravir y consumidor severo de alcohol y cocaína. La exploración física, no presentó hallazgos patológicos, sin dolor abdominal asociado. Solicitamos estudios analíticos, incluidas hormonas tiroideas, celiaquía, coprocultivos y estudio de parásitos en heces, sin alteraciones, y colonoscopia. La colonoscopia, presentó limitaciones importantes, dado el inadecuado grado de limpieza catártica, sin evidencia de lesiones groseras en colon ascendente, transverso, descendente y sigma, con rectoscopia normal. Tomamos muestras aleatorias de los diferentes segmentos colónicos para despistaje de colitis microscópica. El resultado de anatomía patológica fue: biopsia de colon derecho con alteraciones compatibles con espiroquetosis intestinal (Figura 1). La técnica de inmunohistoquímica para espiroquetas resultó positiva con demostración de microorganismos adheridos a la superficie intestinal (Figura 2). Tras resultados, iniciamos tratamiento con metronidazol 500 mg cada ocho horas durante diez días. A los tres meses, en la revisión, el paciente presentaba reducción significativa del número de deposiciones, sin evidencia de espiroquetas en la anatomía patológica de las muestras obtenidas en la colonoscopia de control.
Discusión
Las espiroquetas son bacterias anaeróbicas de tipo filamentoso, negativas a la tinción de Gram y positivas al PAS y tinciones de plata como CR y WS, considerándose esta última la más específica. Las que en mayor proporción comprometen el intestino grueso en los casos de espiroquetosis humanas son del género Brachyspira, tanto Brachyspira aalborgi como Brachyspira pilosicoli[2]. La EI humana fue descrita por primera vez en 1967 por Harland y Lee, definiéndose como la colonización de la membrana apical de la mucosa del colon por espiroquetas. Sin embargo, la significación clínica de estos hallazgos se encuentra en entredicho y no está claro si se trata de microorganismos patógenos o comensales. La prevalencia de la EI es muy elevada en países en vías de desarrollo (11,4-64,3%) y notablemente inferior en países desarrollados (1,1-5%)[3]. También se ha descrito una prevalencia aumentada en diversos subgrupos, tales como: hombres que practican sexo con hombres, pacientes portadores del VIH, zonas de pobreza sin disponibilidad de agua potable, pacientes críticos con fallo orgánico múltiple, y coexistencia con infección gonocócica, entre otros, lo que varía según la región estudiadai[2]. La vía de transmisión implicada, probablemente, es la oro-fecal, aunque también se ha sugerido la transmisión sexual por su mayor prevalencia en hombres que practican sexo con hombes[3].
La presentación clínica puede variar, desde la ausencia de síntomas a la presencia de dolor abdominal (46%), diarrea (51%), alternancia de diarrea/estreñimiento (13%) y rectorragia. Se ha descrito su asociación con casos aislados de intususcepción colónica. El estándar oro para el diagnóstico es la detección de los microorganismos mediante examen histológico[3].
Respecto al tratamiento, se recomienda una actitud expectante, reservando el tratamiento antibiótico para aquellos pacientes con síntomas persistentes sin otra patología demostrable[3]. El uso de antimicrobianos como metronidazol ha demostrado ser útil en la remisión de los síntomas, razón por la cual se sugiere que esta entidad sea considerada y tratada como una enfermedad, recomendándose además un control con biopsia posterior al tratamiento para confirmar la erradicación[2], tal y como hemos realizado en nuestro paciente.
Consideramos que nuestro caso, muestra una causa extraordinariamente rara de diarrea crónica, pero que debe ser considerada en el diagnóstico diferencial de esta entidad, con un alto índice de sospecha ante pacientes que presenten factores de riesgo predisponentes como viajes a países subdesarrollados, la infección por VIH o los hombres que practican sexo con hombres.